Tal vez por el secretismo que siempre rodea las operaciones militares, la escala protagonizada ayer en Vigo por dos buques de la Armada alemana, el submarino U33 y el barco de apoyo a sumergibles, Main, fue tan fugaz que ni siquiera sus tripulantes bajaron a tierra a estirar las piernas tras pasar meses en el mar. La última vez que atracaron lo hicieron, en el caso del submarino, en el puerto chipriota de Limasol a finales del pasado enero, y el navío aprovisionador, en Catania (Sicilia), a mediados de febrero. Desde entonces ambos permanecieron en aguas del Mediterráneo realizando, supuestamente, maniobras tácticas.
Su entrada a primera hora de ayer en la Ría sorprendió a algunos de los barcos que navegaban a primera hora de la mañana por la bocana sur. Sobre todo cuando emergió el U-33, de la serie S-183. Botado en 2006, este sumergible de 57 metros de eslora por siete de manga y 6 de calado dispone de seis tubos torpederos e infraestructura para el lanzamiento de misiles.
Respecto a su compañero de travesía luce en los costados la referencia A-515 pero figura bautizado por la Armada germana como Main. De 101 metros de eslora por 16 de manga, forma parte de una serie de seis barcos construidos en los años 90 para dar apoyo a escuadrones de naves de ataque rápido, como submarinos, dragaminas y corbetas. Pero precisamente el Main sufrió una modificación relevante después de su botadura para especializarlo en el soporte a submarinos.
Los dos buques solo permanecieron unas horas atracados en el muelle de Comercio y zarparon tan pronto llenaron sus tanques de combustible. Anoche navegaban con rumbo a aguas norteamericanas. La última visita de un submarino a Vigo fue la del militar español de 67 metros de eslora Mistral en mayo de 2002.
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