Más de un millar de hombres han perdido la vida en accidentes submarinos desde la Segunda Guerra Mundial. Entre los peores desastres ocurridos en tiempos de paz en cuanto al número de víctimas tenemos como más reciente al "Kursk", pero también figura la misteriosa desaparición del sumergible "Theresher" con sus 129 tripulantes y el también atómico "Scorpion" con 100 hombres, hundido como consecuencia de una vía de agua mal reparada.
El Mediterràneo ha sido escenario de un buen número de pérdidas, de las que cuatro corresponden a los submarinos franceses "S-2326", con dotación de 20 hombres, el "Sybille" con 51, el "Minerve" con 52 y el "Eurydice" que llevaba 57 tripulantes. Israel perdió el "Dakar", con 69 hombres, mientras que el turco "Dumlupinar" desapareció sin dejar ningún rastro con sus 81 hombres.
También en el Mediterráneo hay que registrar la pérdida del español "C-4", que resultó hundido al ser abordado con sus 40 tripulantes, por el destructor "Lepanto" cuando subía a la superficie en el transcurso de unas maniobras realizadas en aguas de las islas Baleares.
Recordemos que entre las técnicas de emergencia, encontramos la maniobra "Sub-Sunk" que contempla el salvamento de un submarino accidentado localizado y balizado a unos 90 metros de profundidad: desde el barco de rescate, trincado con cuatro anclas, se efectúa el arriado de focos eléctricos, monitores de televisión y torretas con submarinistas dotados de teléfonos para ayudar a la tripulación atrapada para que puedan ser rescatados a través de una doble cámara de salvamento y, si es posible, proceder después al rescate del submarino siniestrado.
Nacho Padró
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