El "Severodvinsk", submarino atómico de cuarta generación, que forma parte del proyecto 885 "Yasen" (fresno, en ruso), fue botado el 15 de junio de 2010 y el pasado septiembre, sometido a pruebas técnicas.
Rusia botará antes de 2020 ocho submarinos de este tipo, entre ellos el sumergible "Kazán", buque del proyecto modificado 885 "Yasen-M".
El "Severodvinsk" desarrolla una velocidad de 30 nudos (alrededor de 56 kilómetros por hora), se sumerge a una profundidad de 600 metros y su autonomía de navegación es de 100 días.El coste de este submarino se estima en 47.000 millones de rublos (unos 1.560 millones de dólares).
El "Severodvinsk" fue botado en junio de 2010, y en
junio de 2011, después de la modernización zarpó para las pruebas de
navegación. Muchos elementos han sido aplicados por primera vez en este
submarino, en la práctica de la construcción nacional de sumergibles.
Valga mencionar el novísimo sistema hidroacústico Irtish-Ánfora,
con una antena esférica de gran diámetro, que ocupa toda la proa, como
en los submarinos estadounidenses. Esto sirve para mejorar
considerablemente las características del sistema. El empleo de tal
antena obligó, al igual que en los submarinos norteamericanos, a cambiar
la ubicación del sistema de lanzamiento de torpedos, de la proa fue
trasladado a la parte central.
El arma principal del
submarino es su sistema de misiles: ocho lanzatorpedos de 533 y 650 mm
de calibre, y veinticuatro lanzadoras de misiles estratégicos de
distintos tipos. Se trata fundamentalmente de misiles cruceros mar-mar
“Oniks” y “Granat”. Tal diversidad de armamento en misiles hace que
estos submarinos del proyecto 885 sean de veras polivalentes, capaces de
cumplir las tareas que sean.
Al mismo tiempo, sus
grandes posibilidades determinan también el elevado precio del
submarino, que sobrepasa los tres mil millones de dólares el ejemplar.
Su disminución potencial, en un 20 a un 30 %, a medida del despliegue de
la serie, enmendará en parte la situación, pero no puede resolver el
problema de la cantidad insuficiente de nuevos submarinos en la flota,
fiándose exclusivamente en buques tan enormes y dispendiosos.
La
salida que se impone, en cuanto a reparación y modernización de los
submarinos atómicos existentes de construcción soviética puede respaldar
solo en parte la flota. Pues, los recursos de estos buques no son
inagotables, la modernización completa requiere sumas comparables con la
construcción de un nuevo submarino. La solución puede consistir en el despliegue de la construcción de submarinos del nuevo proyecto, del mismo tipo de los Yasen, en cuanto al equipamiento básico, pero menos voluminoso.
Se
podría ahorrar también en armamento: diez lanzatorpedos y ocho
lanzadoras universales, cada una de las que puede alojar hasta tres
misiles son necesarias, aunque para todas las tareas. El nuevo submarino
polivalente, de un precio de hasta dos mil millones de dólares, con una
capacidad de desplazamiento de unas siete mil toneladas podría
convertirse perfectamente en el “caballo de tiro” de la flota rusa. Este
buque podría remplazar en tal papel a los submarinos ya dados de baja
del proyecto 671, en distintas modificaciones, que en occidente
denominan sumergibles del tipo Víctor, o por el apodo que les dieran los
marineros británicos de, “Príncipe negro”.
Nacho Padró
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