El nuevo vehículo submarino no tripulado (ROV) que el Instituto Español de Oceanografía (IEO) acaba de incorporar a su equipamiento científico, tendrá su base en el Centro Oceanográfico de Santander, adonde se espera que llegue a principios de este próximo año. En concreto, está previsto que el nuevo vehículo submarino no tripulado llegue a Santander en el mes de febrero, según han señalado a Europa Press fuentes del IEO.En principio, el Liropus, que ha costado cerca de un millón y medio de euros, se intalaría en las plantas de cultivos de peces y algas de El Bolcal, del IEO de Santander, donde existen unas amplias piscinas en las que se podrían realizar pruebas en condiciones prácticamente reales.
Más adelante, la idea es que el vehículo puede tener como base el Gran Tanque de Ingeniería Marina si, como está previsto, las instalaciones del IEO se trasladan allí, explicó a Europa Press Jose Ignacio Díaz, coordinador de equipamiento del Instituto Español de Oceanografía.
Según Díaz, la principal aportación del Liropus, capaz de operar hasta más de 2.000 metros de profundidad, son las posibilidades de observación que ofrece ya que posee una cámara que posibilita grabar en alta definición a 1.500 o 2.500 metros de profundidad.
Así, facilitará la investigación de los grandes fondos marinos por medios no invasivos que permiten la observación directa de los hábitats y de las comunidades biológicas en su estado natural, apreciando su estructuración y sus características ecológicas fundamentales, sin producir impactos en los mismos. Igualmente dispone de brazos manipulados para recoger muestras y datos hasta una profundidad de 2.000 metros, aunque el sistema tenga, debidamente adaptado, capacidad para trabajar hasta 3.000 metros de profundidad.
22 UNIDADES OPERAN EN TODO EL MUNDO
El vehículo submarino no tripulado (ROV) que el IEO acaba de incorporar a su equipamiento científico es el modelo ROV Super Mohawk II, uno de los ROV del fabricante Sub-Atlantic más vendidos hasta la fecha con 22 unidades de este tipo operando actualmente en todo el mundo. Este ROV, que cuenta con 6 motores, combina una gran potencia y una gran capacidad de carga que le permite llevar, además de seis tipos de cámaras, instrumentos de medición y toma de muestras. El Liropus ha supuesto una inversión de 1.450.000 euros, financiado al 70 por ciento con fondos Feder y el 30 por ciento restante con presupuesto del IEO.
El ROV desarrollará sus primeras inmersiones a bordo del buque oceanográfico Sarmiento de Gamboa, del CSIC, y también en los nuevos buques del IEO en construcción, Ramón Margalef y Ángeles Alvariño, y hacia el mes de febrero llegará al Centro Oceanográfico de Santander del IEO donde tendrá su sede. Con el Liropus, el IEO realiza una importante aportación a la capacidad oceanográfica de la Unión Europea. Este nuevo vehículo submarino es la contribución española a una flota de un total de 44 sistemas de similares características con los que ya cuentan los países miembros.
Sin embargo, de esta flota sólo 11 sumergibles no tripulados pueden operar a una profundidad igual o superior a la que la que alcanza el ROV del IEO, y sólo Noruega, Reino unido, Alemania, Portugal y Francia cuentan con sistemas capaces de operar a mayores profundidades.
GRABA, MIDE Y RECOGE MUESTRAS
El Liropus jugará un papel fundamental en el desarrollo del proyecto Indemares, que tiene como objetivo el estudio de 10 ecosistemas marinos candidatos a formar parte de la Red de AMPs del Estado Español. Algunos de estos ecosistemas son extraordinariamente complejos y profundos, como el cañón de Avilés, el banco de Galicia, los volcanes submarinos del golfo de Cádiz o algunas montañas submarinas de las islas Canarias.
Según destaca el IEO, en una actividad de índole oceanográfica, la captación de imágenes, y su grabación, requieren una calidad y nitidez excepcional. Por ello se ha cuidado mucho este aspecto dotando al sistema con un potente sistema de iluminación de 17.000 lumens de potencia (17 veces más que una bombilla de 100 vatios), y cámaras de elevadas prestaciones, una de ellas de alta definición (formato HD) y otra de muy baja luminosidad.
En cuanto a la instrumentación oceanográfica, el Liropus cuenta con dos equipos CTD para medir temperatura, presión y salinidad así como con un correntímetro de efecto doppler para estudiar las corrientes a las profundidades donde opere. El bastidor está diseñado para instalar además hasta 20 kilogramos de cualquier otra instrumentación científica que se requiera. Para la toma de muestras cuenta con dos brazos manipuladores hidráulicos de precisión para la recogida de elementos sólidos y un sistema de succión para muestras líquidas y gaseosas.
Agencia EFE