25 abril 2009

Technica Curiosa

Capt 25 de la Isla del Dia Antes (Umberto Eco)

El Jesuita padre Caspar Wanderdrossel le explica a Roberto de la Griveque que hace mucho tiempo estudiaba cómo navegar bajo el agua. Había pensado en construir una lancha de madera reforzada con hierro y con doble casco, como si fuera una caja con una tapadera. La nave habría medido setenta y dos pies de largo, treinta dos de altura y ocho de anchura, y era bastante pesada para descender bajo la superficie. Habría sido movida por unas palas, accionadas por dos hombres en el interior, como hacen los burros con un molino. Y para ver dónde se esjavascript:void(0)taba yendo, se hacia salir un tubospicillum, un ocular que, por un juego de lentes internas habría permitido explorar desde dentro lo que sucedía al aire libre […]

Pero en vez de ello construyó una Campana Acuática: Una jaula en forma de tronco de cono, un poco más alta que un hombre, en la que tres círculos, el de arriba de diámetro menor, el mediano y de abajo progresivamente más anchos, sosteníanse paralelos gracias a cuatro palancas inclinadas.
En el círculo de en medio estaba fijado un braguero de tela en el que podía ensartarse un hombre, tal que, por un juego de fajas que tenían que pasar por los hombros y el pecho, del hombre no aseguraba sólo la ingle para impedir su descenso, sino también los hombros y el cuello, de suerte que la cabeza no fuera a tocar el círculo superior. Y el objeto acabado era de verdad un cono sin punta, cerrado por arriba y abierto en la base; o si se quiere precisamente una especie de campana. En ella, entre el círculo superior y el mediano abriase una ventanilla de cristal. Sobre el tejadillo de la campana había sido asegurada una argolla robusta. Podía entrar un hombre de cualquier estatura; bastaba con ajustar las correas aflojando o apretando hebillas y nudos. Con que, una vez fajado, el habitante de la campana habría podido andar, llevando de paseo su habitáculo; y las cintas hacían de modo que la cabeza permaneciera a la altura de la ventanilla y el borde inferior le llegara más o menos a la pantorrilla. Según el padre Caspar, por muy alto que fuera el mar, el hombre podría caminar sin que entrar el agua en ella o por lo menos, hasta que el pasajero con su respiración no hubiera consumido todo el aire, transformándolo en vapor el cual al ser menos denso que el agua, ésta habría últimamente cedido lugar. Con una campana de aquella mole, el padre Caspar había calculado que un pasajero podía contar con una treintena de minutos de respiración.

Ni que decir que intenta llegar a la isla y no vuelve a aparecer.

Nacho Padró

19 abril 2009

El Ataque del CSS Hunley.

Respondiendo a una solicitud del general Beauregard, comandante en jefe de Charleston y, tal vez más atraídos aún por la promesa de una enorme recompensa por hundir un buque enemigo, el teniente George E. Dixon y ocho soldados del 21º regimiento de Infantería Ligera de Alabama se ofrecieron voluntarios para la misión de atacar a los buques del bloqueo de la Unión. Embarcaron la noche del 17 de febrero de 1864, teniendo como objetivo una fragata de la Unión, que se pensaba que era la Wabash, a una distancia de unos 19,3 km (12 millas). El submarino podía hacer unos cuatro nudos, pero, a pesar de ir a favor de la marea, era extraordinariamente fatigoso para los sudorosos soldados. Para tener éxito, en el final del ataque, Dixon necesitó emerger, así que él podría alinearse visualmente su blanco.
John Crosby, el amo temporal en Housatonic, a las 20:45 (8.40 P.M.) avistó un objeto de su viga de estribor, y como él tenía cierta advertencia de un ataque inminente de los rebeldes, hizo sonar la alarma. Su equipo se preparó para defender su nave con una ráfaga de fuego de armas ligeras, pero demasiado tarde, Dixon enfiló el torpedo de larguero hacia un buque de la Unión apenas visible e inmóvil y pegó con su mástil de presión en el lado de estribor del enemigo, y debajo de su línea de flotación.
El submarino invirtió, detonando la carga, y destruyendo un gran parte del barco.
Era la nueva fragata Housatonic de 1.284 toneladas. La potente carga hizo explosión contra el costado de estribor; el buque rápidamente se escoró a popa yéndose a pique. Cuando tocó fondo en las aguas poco profundas, el Housatonic se habia ganado la dudosa distinción de ser el primer buque de la historia en ser hundido por un ataque submarino. Aunque todos los tripulantes del Submarino también desaparecieron y su pecio no fue hallado hasta 1995 por Clive Clussier.
Un dato sorprendente de los 5 años de investigación del pecio fue la aparición de los esqueletos en perfecto orden junto a la manivela, lo que denotaba que los tripulantes no habían intentado escapar, sino que se habían mantenido sentados hasta el último momento. Este dato ha hecho que el misterio sobre cómo fue el final de aquellos audaces marineros continúe sin resolverse; es posible que hubieran ido cayendo inconscientes por el agotamiento y el enrarecimiento del aire, o que, una vez en el fondo, abriesen una válvula a para que el buque se inundase y acelerar así una muerte cierta. Hasta ahora, todo son especulaciones, así como el motivo por el que el Hunley cayó hasta el fondo; pudo deberse a la onda de la explosión, a la entrada de agua por una escotilla mal cerrada, por alguna vía de agua producida por disparos procedentes del barco, etc.
Lo que sí confirmó el hallazgo del submarino fue la veracidad de una leyenda que acompañaba al teniente Dixon. Se aseguraba que Dixon llevaba siempre consigo una moneda de oro de veinte dólares, regalada por su novia, Queenie Bennett, para que le sirviera de amuleto. La moneda cumplió su cometido, puesto que en la batalla de Shiloh una bala impactó contra la moneda, salvándole así la vida. Esa moneda, doblada y con la inscripción Shiloh 6 de abril de 1862 Mi conservante de vida, fue hallada junto al esqueleto de Dixon, confirmando que la historia era auténtica.
Después de los análisis realizados por expertos forenses, quedó establecida, aunque con algunas reservas, la posible identidad de los ocho tripulantes: Teniente George E. Dixon, Frank Collins, Joseph Ridgaway, James A. Wicks, Arnold Becker, J. F. Carlsen, Lumpkin y Miller (de estos dos últimos se desconoce el nombre de pila). El 17 de abril de 2004, todos ellos fueron enterrados con honores militares en el Cementerio Magnolia de Charleston, en una ceremonia a la que asistió una multitud de 50.000 personas, y que fue denominada "El Último Funeral Confederado".

Nacho Padró

11 abril 2009

Rescatan un Submarino Hundido en 1864.

Mientras sonaban los cañones en la costa, el submarino confederado H. L. Hunley finalmente regresó a puerto, 136 años después de pasar a la historia como el primer submarino que hundió un buque de guerra enemigo.
El Hunley, que se hundió con los nueve miembros de su tripulación el 17 de febrero de 1864, después de dañar con un palo cargado de pólvora el casco de madera del Housatonic, un barco de bloqueo de la Unión, fue extraído el martes de su tumba en el fondo del mar, a pocos kilómetros de la isla Sullivan, en Carolina del Sur, Estados Unidos. Desde allí lo llevaron al laboratorio de conservación de la base naval de Charleston.
Se espera que el submarino, de 12 metros de largo, 1,20 metro de ancho y 1,20 metro de alto, permanezca en Charleston al menos 7 años antes de ser exhibido en el museo de la base. En las inspecciones previas al rescate se determinó que, desde el punto de vista tecnológico, la embarcación era más avanzada de lo que indicaban los registros históricos.
Los científicos que lideraron el rescate creen que el Hunley se cubrió y se llenó de arena al poco tiempo de hundirse, lo cual permitió que su carcaza de metal se conservara en buen estado, al igual que los restos de la tripulación y sus efectos personales. Los buzos encontraron un agujero en el costado del Hunley y una ventanilla rota, lo que aparentemente permitió que el submarino se llenara de sedimentos y no se deformara. Una vez que se excave el interior de la nave, los restos de los miembros de la tripulación serán sepultados con honores militares.
El Hunley fue encontrado casi intacto en 1995 por el autor de best-séllers y cazador de buques náufragos Clive Cussler, quien lo halló después de cuatro intentos fallidos y 15 años de búsqueda. Y fue necesario que pasaran otros 5 años más —de planificación y captación de fondos— para extraer el submarino.
El estado de Carolina del Sur aportó 3 millones de dólares para traer de vuelta el Hunley a la costa y empezar los muy costosos trabajos de restauración. La inversión total en la recuperación y preservación del submarino se estimó en 17 millones de dólares.
Para rescatar la embarcación, los buzos deslizaron correas debajo del casco y las ataron a una superestructura de acero montada sobre el submarino. Decenas de embarcaciones se reunieron a ver cómo aseguraban el Hunley a la barcaza que lo trasladó a la costa.
Mientras se disparaban los cañones, en el Escuadrón Naval de Charleston flameaban al viento las banderas confederadas, junto a las banderas de los estados de Carolina del Sur, Alabama y Virginia. El Hunley fue construido en Mobile, Alabama, y varios miembros de la tripulación habían nacido allí. Un oficial, de los muchos presentes en la ceremonia, comentó: "Le estamos rindiendo tributo a un grupo de héroes. Estaremos orgullosos de ellos y de lo realizado en este día por el resto de nuestras vidas".

Nacho Padró
a partir de The New York Times.
Especial para Clarín

07 abril 2009

Los Holland se sumergieron hasta los 100 pies.

El Submarino Clase Holland construido en Fore River, Connecticut, (EE.UU) se podía sumergir hasta 100 pies.Fue uno de los cinco submarinos construidos para el gobierno inglés en astilleros norteamericanos y entregados a Chile en compensación y parte de pago por el embargo de los buques chilenos en construcción a causa, de la Primera Guerra Mundial. Un sexto submarino fue comprado pagando parte de su valor.
El 4 de julio de 1917 se enarboló el pabellón nacional en New London. Llegó a Chile el 20 de julio de 1918.
Durante la insurrección de la marinería, el día 6 de septiembre de 1931, fue el único buque averiado durante un bombardeo aéreo, debido a que se hallaba en reparaciones e inmovilizado, siendo alcanzado por las esquirlas de una bomba.
En junio de 1947 se sumergió accidentalmente a 240 pies, casi el triple de las especificaciones de diseño, sin sufrir averías. En total estuvo 27 años de servicios.

Nacho Padró